Estos días pasear por el centro de Madrid es como ir por navas y prados, acompañados de vacas que pacen indiferentes al ajetreo diario, pero que nos cuentan algo.
Unas muestran el arte de sus creadores, sin más. Otras denuncian cosas. Todas llaman la atención del viandante.

Se trata de un despligue con un fin benéfico, con un total, esta vez, de cien pintadas por artistas que las han decorado para posteriormente pasar a una subasta benéfica (sobre todo para aquel que la pueda albergar) y cuyos beneficios pasarán a organizaciones sin ánimo de lucro.
Se han ubicado en las cotidianas rutas turísticas de la Capital a modo de acompañamiento a quien por placer o por deber tiene la suerte de deambular por esas zonas.
Bienvenidas sean todas estas expresiones de arte que nos hacen más ameno lo cotidiano (a veces rutina) o que acompaña felizmente edificios, calles y plazas de nuestra ciudad, obligando a moderar el paso, a fijarse en los detalles... y además, por un buen fin.